Medidas para ayudar a los estudiantes con síndrome de Tourette en el medio escolar. Parte 1
- Mantenimiento de las costumbres y la rutina escolar: esto
ayuda al alumno a tranquilizarse y desempeñar situaciones espacio-temporales estructuradas,
ordenadas y previsibles. Sentarse en el mismo sitio, tareas en el mismo orden,
etc. Cualquier cambio, como excursiones, nuevos profesores, muda constante de
grupo o de escuela, puede aumentar el estrés y el nerviosismo, por lo que
incrementará la hiperactividad, los tics y la sintomatología en general. Pero
es conveniente que la constancia y estructuración no se conviertan en
aislamiento o rigidez, pues como con cualquier persona, es necesario que
aparezcan nuevas experiencias en su vida que le permitan ampliar sus intereses
y aprendizajes. Esto se hará con los apoyos que sean necesarios.
- Se deben seguir pautas y hábitos para prevenir o mejorar
las dificultades de atención y concentración. Para ello, es recomendable
utilizar cuadernos distintos para cada asignatura, archivadores, hacer una
lista de las tareas a realizar, entre otras medidas que le permitan llevar y
mantener un mejor control de sus actividades. La utilización de ordenadores
(computadoras) conlleva a mejorar su capacidad de atención y a mantener una
mejor caligrafía.
- Confiar al alumno/a con síndrome de Tourette a la
realización de ciertas tareas que supongan una actividad motora o la
posibilidad de salir del aula, como borrar la pizarra, recados a otros
profesores, etc. Así se le da la oportunidad de liberar sus tics y de fomentar
su responsabilidad.
- Los alumnos pueden tener conductas raras o inapropiadas;
es conveniente actuar sobre estas conductas solamente en la medida en que
distorsionen o interfieran notoriamente el desarrollo normal de la clase, con
las relaciones con sus compañeros o con su propio aprendizaje.
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